birthday de los kaulitz

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viernes, 29 de octubre de 2010

Nunca te dejare caer. Cap 17



.- Será mejor que me vaya. Nos,…vemos en la escuela.- Y a paso lento, sin mirar atrás salió del hogar de los gemelos tomando su pequeño bolso en mano. Cerró la puerta detrás de ella una vez a fuera; la noche ya estaba haciendo su presencia en Hamburgo, haciendo que los faroles apenas iluminaran las aceras. Se quedo inmovilizada en la banqueta, todo lo que le acababa de ocurrir con ella y su mejor amigo fue en cuestión de horas. Giro su cuello mirando por un segundo la fachada del hogar de los gemelos, las imágenes del rostro de Bill tan cerca del suyo volvieron a aparecer. Su corazón latiendo a tal grado que lo podía escuchar; su respiración comenzó a ser agitada.
-Bill…- pronuncio su nombre en silencio haciendo que el viento se llevara sus palabras. Sin pensarlo, comenzó a correr rumbo a su orfanato aprovechando de la poca luz que quedaba. Alice llegaría después de ella, de seguro le contaría todo a la mañana siguiente. No estaba segura de si querer escuchar o no.
Esquivando árboles y personas, iba a toda velocidad, era tarde,…pero no tanto como para correr con la urgencia en que ella lo hacía. Sentía como si tuviera que huir de algo, como si alguien la estuviera persiguiendo. Hasta que sus piernas ya no dieron para tanto, obligándola a parar por un segundo y tomar aire. Apoyo una de sus manos en un árbol que había cerca, inclino su cabeza hacia adelante, jadeando.
-El sabor…de sus labios…..era..tan….- Por más que lo intentara, no dejaba de pensar en el beso. Nunca antes le había pasado eso, los pocos besos que había dado jamás los había analizado como el que acababa de tener.
-Bill…- se llevo una palma de la mano a la frente., le comenzó a doler la cabeza.

-….Te amo…- escucho una voz detrás de ella, la escuchó idéntica a la de Bill. Asustada se giro rápidamente, chocando su espalda con el tronco y poniendo una cara de horror.
-…Yo también te amo. Gracias por la cena de hoy.- Era solo una joven pareja que pasaba en ese momento detrás de ella. Irene aseguraba que sonaba idéntica a la de Bill.
-Demonios, ya estoy comenzando a alucinarlo.- Y volvió a correr lo más rápido que pudo.
No importaba a donde fuera o lo rápido que sus piernas le permitieran, veía miles de parejas jóvenes y adultos pasando, besándose, abrazándose, mirándose, demostrando cualquier afecto. Irene sintió como si todo el mundo se hubiera puesto en su contra o algo por el estilo.
Sintió un gran alivio al ver a lo lejos el edificio de su orfanato, y aunque las piernas ya no le servían de mucho aún así puso más velocidad para llegar más rápido. Abrió las rejas y subió el gran camino de cemento para luego empujar las grandes puertas de madera y volverlas a cerrar de igual manera. Dejo apoyar su espalda en la fría puerta, haciendo que se escuchara su respiración por todo el pasillo principal; no había nadie, todo estaba callado.
-De seguro…están…durmiendo.- dijo jadeante para ella misma. Con su mano derecha se hizo el flequillo hacia atrás y comenzó a caminar.

-¡HOLA!-
-AAAAAAAHHH!- Salto una pequeñita desde una puerta al frente de Irene, haciendo que ésta soltara un grito del susto. - ¿hola?.....¿tú quien eres, pequeña?-dijo Irene llevándose una mano al corazón.
-Me llamo Anneliese. ¿Y tú?-
-Irene. ¿Cómo llegaste….- pero su pregunta no pudo ser concluida ya que Anke salió de la misma puerta de Anneliese.
-Irene, regresaste. ¿Te divertiste?-
-Uhm…sí, gracias Anke. ¿Ella quién….-
-Se llama Anneliese, la policía nos la entrego después de haber sido vista jugando sola por la carretera.-
-Jugando sola!?!?!?!?-
-Eso me informo la policía.- Irene miro por un rato a Anneliese, le calculaba aproximadamente unos 9 años, poseía una larga cabellera rubia y lacia, aunque un poco sucia por haber estado merodeando por ahí, ojos de color azul y una piel blanca; en su pequeño rostro se veían pequeñas pequitas y unas largas y hermosas pestañas.
-Anneliese.- dijo Irene llamando a la niñita, ésta vino saltando hacia ella.
-¿Sí?- Irene se agacho un poco para verle a la cara, le limpio la tierra del rostro.- ¿Tus papás?-
-No sé, estaban cambiando una llanta del auto y yo solo comencé a caminar y ya no los vi.-
-Entonces, estás perdida….No estás abandonada.- Anneliese solo hizo un movimiento con los hombros indicando que no sabía.
-No nos ha llegado ninguna llamada o anuncio de padres que busquen a una niñita con su descripción. Se quedara aquí hasta que sea reclamada, si no vienen, estará en adopción como todos los demás.-
-Aquí la cuidaremos bien, ¿No es así, Anneliese?- pero la chiquilla tímidamente oculto su rostro en las piernas de Irene.
-¿Y Alice?- dijo Anke.
-Uhmmm…ella, se quedo en la…fiesta.-
-¿Estaba divertida?-
- S-sí. Alice regresara en unas horas.-
-Que bueno que te divertiste.-
-Sí…- dijo Irene mirando al suelo.
-Anke, si no te importa,…iré a la cama.-
-¿No cenaras?-
-Ah, NO!....es que.. comí mucho en…la fiesta. Ya sabes, pastel, bocadillos, sodas, frituras….todo muy rico.-
-Bueno, en ese caso,…buenas noches.-
-Buenas noches, Anke. Buenas noches pequeña Anneliese.- Dijo Irene despidiéndose de ambas con un movimiento de la mano. Anke tomo a Anneliese llevándola a lo que sería su habitación para pasar esa noche.

Irene al llegar su habitación, solo se dejo caer bocabajo en su cama haciendo que el sueño la venciera.



Al despertar a la mañana siguiente, Irene se sentía muy cansada. Uno por uno fue abriendo los ojos.
-¡BUENOS DÍAS!- Grito Alice frente al rostro de su amiga.
-Ah!!!- Irene se levanto rápidamente, pero su cabeza choco con la cama de arriba.- Auch!!...ALICE!!!- Se quejo Irene.
-Dormilona!!!!....¿ya conociste a la nueva pequeña? ¿Anneliese?....¿no es un amor?-
-Si, si si si…ayer la conocí. ¿Porqué tan feliz hoy?- Irene sobaba su cabeza verificando que no se formar ningún chipote.
-No sabes las nuevas buenas que te tengo. Ayer….Bill….- Alice comenzó a rebotar sobre la orilla de la cama de Irene muy contenta
-Ay no…ya no me hables de Bill.- Irene regresó su rostro a la almohada. Alice se detuvo y la miro extrañada.
-¿Por qué dices eso?...-
-Ayer tuve suficiente.-
-¿Hizo algo malo? ¿Algo indebido?-
-Pues….No,..pero….-
-Entonces ¿De qué te quejas?....Mira, ayer…después de que te fuiste,…¡No dejaba de hablar sobe ti y el Teddy que le diste!....Simplemente amó ése peluche. Se la pasaba diciendo que lo llevaría con él siempre, a dónde fuera él “Teddy” también iría.- Irene no pronunciaba nada, parecía muerta tirada en la cama. – Hey…¿Me estás poniendo atención?- Alice comenzó a darle pequeños piquetes en la espalda a Irene. Apenas si se pudo escuchar un “Sí” de parte de Irene.- Bueno…y también se la paso con una gran sonrisa en el rostro durante toda la noche. Estaba tan embobado…que ya no sabíamos si estaba así por las cervezas o el beso que le diste, eh!?-
-Argh ¨¨~ - Se quejo Irene desde lo profundo de su almohada.
-¿Qué sucede?-
-¡Eso!...¡Eso es lo que sucede!....El beso y el alcohol.-
-Creo que no capto bien.-
-Bill no estaba en su juicio, verdad?...Hasta me lo estás diciendo ahora mismo. Cuando le di el peluche intento besarme otra vez….-
-¿Lo hiciste?-
-No!-
-¿Por qué?...¿No querías?-
-Quererlo??....Lo anhelaba, deseaba…NECESITABA ése beso. Fue tan hermoso Alice, tan bello, tan romántico. Me hizo sentir cosas que no creí poder sentir.- Irene se incorporo apoyándose en sus rodillas.- Alice…- Tomo a su amiga por los hombros.- Me sentí más que feliz de tan solo recordar ese beso durante toda la noche. Soñé con Bill…y sus ojos. No tienes idea de las ganas que tenía de volver a tener esos labios…..PERO,…..pero…..- Irene se quedo callada.
- ¿PERO qué?-
-Pero no estaba segura de si él sintió lo mismo que yo con ese beso..o fue culpa de las cervezas.- Irene libero a Alice de su agarre. Dejó salir un suspiro pesado.- El amor es complicado. Y no tengo idea de si poder volver a mirar a Bill como antes. Ahora cada vez que lo intente, mi cara se tornará roja como un jitomate.-
-Lo descubrirás hasta el lunes que los vuelvas a ver.-
-No!!! Que vergüenzas…no creo poder verlos!!!- Irene se lanzo hacia su almohada abrazándola.
-Irene, no te compliques la vida, No seas cobarde. Tendrás que verlos. No van a desaparecer por arte de magia, sabes?-
-No estás ayudando, Alice.-
-Lo sé!!!...Es divertido!!.-
-¡Alice!-
-No me grites!....Hey floja…se me olvidaba…baja a desayunar.-
-No quiero….-
-Vamos, que todos ya casi se acabaron todo.-
-Que bien….-
-Vamos…solo queda fruta.- Fruta, era comida, pero no era “dañina” (como le llamaba Irene a las demás comidas que engordaban), así que a regañadientes se levanto de su cama y bajo junto con Alice al comedor. Tomo un plato, un poco de fruta y se sentó a comer su pequeña ración.
-Dice Anke que hoy no tienes tareas pendientes. Que puedes hacer lo que quieras.-
-¿En serio?-
-SÍ, En cambio yo…iré con Sonja a recoger ropa donada en centros de acopio. ¿Quieres venir?-
-No, gracias.-
-Como quieras. Te dejo….Nos vemos.- Alice le dio un pequeño beso a su amiga en la frente y salió junto con Sonja. Irene aún no tenía su plato totalmente limpio de fruta. Revisó que no hubiera nadie a su alrededor o cerca, revisó en la cocina y pasillo principal, al no encontrar ni un alma,…tomo su plato con la fruta que quedaba, se dirigió al triturador del lavabo y hecho el alimento ahí, haciendo de este un puré. Dejo el plato sucio en el lavabo y corrió a buscar una servilleta de papel en donde escupió la poca fruta que quedaba en el interior de su boca.
-¿Qué acaso nadie entiende que he comido demasiado?- dijo enojada. Tiro la servilleta sucia al bote de basura y se salió de la cocina…como si nada hubiera pasado.
Subió a su habitación,…tenía el día libre…podía hacer lo que ella quisiera…pero no tenía idea de qué. Se sentó en la silla que quedaba frente al tocador y volvió a dirigir una mirada a su aspecto.
-¿A Bill le gustare? ¿Le gustara mi aspecto? ¿Me veré bien a su lado? ¿No se verá raro un chico flaquito como él al lado de una chica tan gorda como yo?- Con su mano derecha jugaba con su flequillo y con su mano izquierda apoyaba su barbilla. Comenzó a recordar aquellas pláticas en las que Bill le comentaba lo qué le gustaba y lo qué no.- Nunca me dijo si le gustaban delgadas o gorditas. Pero qué estúpida soy,…obvio le gustan delgadas…¿A quién no? Pues…si le gustan así, ….así me tendrá.- Se acerco a la pequeña computadora de su escritorio y comenzó a buscar en varias páginas de internet modos de bajar de peso fácilmente.

“¿Cómo bajar de peso fácilmente?”
“Necesito reducir tallas.”
“Dietas fáciles y ricas.”
“Dietas que te bajan 3 quilos en 4 días.”
“Necesito ser delgada ¿Debo dejar de comer?”
“Ejercicio, dietas es igual a PERCECTA.”

Esto y muchos más encontró Irene, todo lo que ella quería lo encontró en un solo CLICK. Pero cada página que abría….todas decían el mismo mensaje: “Dejar de comer” o “Dejar de comer ciertas cosas”.
Se quedo sorprendida al encontrar gran cantidad de información que ella no sabia y que le podría servir para su meta de ser delgada.
-“El café, un gran método para bajar de peso”, “La dieta de la papaya”, “Aprende a medir las colorías de tus alimentos.” “Dos litros de agua al día”, “Si caminas después de comer, bajaras de peso.” “Ciertos ejercicios ayudan, pero no todos como tú quieres.”……-


**** ((Horas después)) *****
Las horas se le fueron, los ojos le dolían,…pero no dejaba de ver dietas, los tipos de ejercicios que debía de hacer, los medicamentos qué tal vez podría ayudarla. Encontraba fotos de chicas mucho más delgadas que ella y que la hacían sentir mal.
-“Espero que a Bill le gusten éste tipo de chicas, si no todas éstas horas en la computadora serán en vano.”- Cuando sentía que su cabeza se iba inclinando hacia adelante, indicando que debía descansar, apago la computadora, cerró el blog de notas en donde había apuntado todos los consejos que encontró. Miro el reloj, apenas iban a ser las 4:30 pm. Las horas enteras se fueron en la computadora, tenía un sueño incontrolable. Se tiro sobre su cama y no tardo segundos en comenzar a soñar.

*****((Sueño))*****


-¿Irene?....Irene dónde estás?- Se escuchaba la voz del padre de Irene al fondo. Ella se encontraba recostado en medio de la nada, y despertó al escuchar su nombre y la voz que le era tan familiar.
-¿Pa-papá?...- giraba la cabeza a todos lados, esperando encontrar la procedencia de la voz, pero nada se veía, ….solo neblina.
-Irene….- nuevamente la voz.
-Papá!- se levanto de un golpe y comenzó a correr, sin saber a dónde iba, solo esperando encontrar lo que creía.
-Papá!....¿dónde estás?-
-Irene. Irene….-
-No te veo….- y después de haber estado un buen rato corriendo, la voz de su padre callo.
-¿Papá?...- Se detuvo Irene al no escuchar nada más que los latidos de su corazón.- Papá!- Volvió a mirar a todos lados desesperadamente. Sin pensarlo, volvió a correr sin sentido alguno.- Papá!!!!!- Mientras su velocidad iba aumentando cada vez más, comenzaba a escuchar pequeños mormullos de personas a su alrededor.-¿Qué es ése ruido?- Pero no paraba de correr a pesar de que le daban curiosidad las voces, que poco a poco, se iban haciendo más claras. Sin darse cuenta, toda la neblina que la rodeaba se esfumo, dejando ver lo que era una de las tantas calles de Hamburgo. Por fin, Irene decidió detenerse. -¿Cómo llegue aquí?- Su respiración estaba agitada, mientras giraba sobre su propio eje mirando el ya muy conocido lugar de Hamburgo. Gentes pasando con bolsas, niñitos corriendo, peatones cruzando las calles, carros caros y viejos, unas que otras personas sentadas en un banquillo disfrutando de un bocadillo; perros, gatos, las tiendas…todo, nada faltaba en ese lugar. Cada árbol, cada tienda con sus letreros,…todo se encontraba ahí, Irene comenzó a preguntarse si realmente estaba soñando, o tal vez salió corriendo del orfanato, metida tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta de cuando llego a ése lugar.
Sintió un pequeño golpe en su hombro.
-Oh, disculpa.- dijo un chico que llego a chocar con ella mientras pasaba.
-Descuida.- El golpe se sintió tan real, incluso los olores también se podían disfrutar.- Creo que no es un sueño después de todo.- y una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro.

-Irene…- el escuchar la voz de su padre detrás de ella hizo que la sangre se le congelara. Temerosamente fue dando pasos pequeños para girar a dónde escucho la voz. Repentinamente, se encontraba escondida detrás de un árbol de lo que parecía ser un jardín. Asomo un poco su rostro para poder observar bien.
-¡TE ENCONTRE!- Grito el papá de Irene al buscar detrás de una gran roca en el jardín.
-¡AAAAAAH, NO!...PAPI ME ENCONTRO!!!-
-No podrás escapar de nuevo, Picolina!!- Y su padre iba detrás de aquella pequeña niñita, que se suponía que era Irene de pequeña.
-¿Papá?- susurró Irene detrás del árbol al ver la escena. Era ella jugando a las escondidillas con su padre. Algo que casi no podían hacer, por los múltiples viajes que su padre tenía.

-….¡Otra vez, papi!...¡Hay que jugar otra vez!- decía la pequeña Irene mientras era cargada por su padre.
-Está bien,…pero ahora tu cuentas.-
-Okey.- y la puso de nuevo en el suelo, dejando que ocultara su rostro sobre un pared para comenzar a contar.
-Uno….Dos….Tres….¡Listo ó no…allá voy!- y la pequeña Irene iba corriendo por todo el jardín, revisando cada árbol roca, bote de basura…algún lugar en donde su padre se pudiera esconder.
-¡TE ENCONTRE, PAPI!- Grito triunfante Irene al encontrarlo detrás de un arbusto.
-Bien hecho, Picolina…ahora encontremos juntos a tu madre, que ha llevado horas escondida.- Tomo a su pequeña hija en brazos y fueron adentro de la casa.

-Ma…..Ma….madre?- Irene pudo sentir como una lágrima recorrió su mejilla para luego morir en sus temblorosos labios. Irene estuvo a punto de salir de su escondite, cuando escucho a alguien venir corriendo al lugar. Rápidamente volvió detrás del árbol.

-¡Yo gané!....Peter,….Irene….han perdido, yo gané.- A Irene casi se le salen los ojos, no podía creer lo que veía. Una mujer de lo más bella, cabello castaño largo hasta los hombros, ojos verdes que resaltaban con su pálida piel. Era Stephany, la madre de Irene.
-Papi,…mami nos ganó.- dijo la pequeña Irene que venía corriendo junto con su padre.
-Al parecer corre bastante rápido a pesar de los tacones.- dijo su padre mientras abrazaba a Stephany de la cintura y le depositaba un tierno beso en los labios. La pequeña Irene solo soltó una risita.
-Yo también quiero un beso.- dijo la “Picolina”.
-Claro mi amor,…- decía Stephany mientras cargaba a su hijita y le daba repetidos besos sobre la mejilla, dejando sobre ésta grandes marcas de labial.
-Otro juego, otro juego…- Al parecer la pequeña Picolina era muy imperativa para su corta edad.
Stephany dejo salir un gran suspiro.- Solo uno más y ya. Debemos preparar la cena.-
-Si, si si si….yo cuento. Ustedes dos escóndanse.- Y nuevamente la Picolina recargo su frente en la pared comenzando a contar. Antes de ir a correr, sus padres se dieron un último beso de despedida y se separaron para esconderse. Peter entró corriendo a la casa, mientras que Stephany buscaba con la mirada un buen lugar oculto.
-…..Ocho….nueve….Diez….Once…..-
-Ah!, ya vi donde…- y Stephany comenzó a caminar justamente hacia el árbol donde Irene se encontraba.
-No, No vengas…- Irene apoyo su espalda my asustadiza al notar que su madre se acercaba más y más.

-Quince…..- los pasos más cercanos.
-¿Qué pensara de mi si me ve?....¿Me reconoceré?...¿Sabrá que soy su hija?....Pero nunca me conoció,…pero…según éste sueño si lo hizo…entonces…¿Me conoce o no me conoce?....-
-Diecisiete ….-
-¿Qué hago?....¿Corro?...¿A dónde?....¿qué le digo?...está cada vez más cerca.-
-¡VEINTE!- Irene cerró fuertemente los ojos esperando que pasara lo primero que tenía que pasar. Se quedo por largo rato así, esperando el impacto….pero nunca llegó.
-¿Qué…qué sucede?- abrió uno por uno los ojos y dudosamente fue asomando su rostro para ver que tan cerca estaba su madre de ella…..pero, simplemente….desapareció. El jardín, la casa, los árboles y piedras, su papá, la pequeña Picolina y su madre….se esfumaron. Y en su lugar, frente a ella, estaba lo que era su antiguo hogar, la gran mansión, con las rejillas metálicas, el porche, el jardín….pero la casa no tenía algo normal, las ventanas estaban entabladas, las rejillas con un enorme candado, y la puerta tenía un letrero que decía “Se vende”.

-¿Cómo que se vende?- Muy asustada fue retrocediendo, sin dejar de mirar su hogar.- No puede ser posible, se supone que esas señoras…cuidaban…..del lugar.- Una pequeña piedra se interpuso en sus pasos, haciendo que callera en medio del asfalto.
-Auch….- Lo último que sus oídos pudieron percibir fue el sonido de neumáticos rechinar y de su garganta un gran grito.

-AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!!!!!- ……

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