birthday de los kaulitz

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sábado, 5 de febrero de 2011

Nunca te dejare caer Cap 22


Los días iban pasando. Irene había puesto en marcha todos los Tips, los ayunos…todo lo que encontraba lo hacía. Ya no comía. Llegó a bajar más de 2 kilos en una semana y media.
Se acercaba una fecha importante para Irene.
-¿A dónde me llevas?- preguntó Alice que iba caminando con los ojos tapados en medio de la vieja aldea de Hamburgo, siendo guiada por Irene. – Sabes, me ocasionaras un accidente grave en éste lugar sino me quitas la venda de los ojos, Irene…-
-Alice…-
-¿Qué?....-
-Tú cállate. Confía en mi…-
-¿Cuántas veces no he escuchado eso y no he salido lastimada?-
-Éramos pequeñas en ese entonces….tu solo no sueltes mis manos.-
-No me queda de otra, si lo hago, iré caminando como ciega por en medio de la carretera pensando que estoy a salvo.-
Irene a veces se burlaba de la gran desconfianza que podía llegar a tener Alice en las personas, incluso con ella misma. ¿Cuál es la fecha especial de Irene?....¡Fácil!.....es el cumpleaños de Alice. El número 16.
-Huele a….a….COMIDA?.....- preguntó Alice al olfatear la tradicional comida del lugar.
-TARÁN!!!- Irene le quito la venda de los ojos a su amiga, se encontraban frente al puesto de la comida de Heinrich donde le había preparado a Alice su comida preferida, y para acompañar una buna comida, el viejo Hans con el pequeño Johann a su lado, tocando con el acordeón una balada solo para Alice.
-¡Feliz cumpleaños, Alicia!- grito fuertemente Heinrich, haciendo que todos los turistas lo voltearan a ver.
-Se acordaron…-
-¿Dudabas que no lo hiciéramos?...No somos tan groseros, eh?....-dijo Irene.
-No, no es eso, es que….sabes que no acostumbro celebrar mi cumpleaños, Irene.-
-Lo sé, lo sé…pero….vamos….hoy te tengo una linda sorpresa.-
-Irene, no sé si quiera….-
-No me vas a dar un NO por respuesta porque hice mucho hoy, y para que al final me lo arruines todo, NO. Ahora, vas a aplanar tu gran trasero en ese banquillo, te vas a tragar la comida que Heinrich te preparó y vas a pasar un bueno momento con nosotros, entendido?...-
-Sí, señor…-
-Soy mujer.-
-¿En serio?-
-Muy graciosa, ya siéntate.- Llevo a su amiga hasta donde Heinrich le esperaba con un gran plato de comida. Las típicas salchichas que preparaba y que tanto le fascinaban a Alice. Irene se sentó a su lado, y tuvo que comer una ensalada de frutas con un poco de vegetales. Desde que sacó su escusa de ser vegetariana ya no podía comer tanta carne frente a los demás. La verdad no le importaba ya tanto. Comenzaba a acostumbrarse a no comer carne.
-Mi pequeña Picolina, ¿te encuentras bien?- pregunto Heinrich.
-Sí, ¿Por qué lo preguntas?-
-No sé si es porque me estoy haciendo cada vez más viejo y la vista me falla. Tal vez el olor del gas me está haciendo alucinar….pero, te veo más…¿delgada?-
A Irene se le dibujo una sonrisa.
-Gracias, Heinrich…-
-No, si no lo digo por cumplido, sino que lo digo por preocupación.-
-Descuida, Heinrich….solamente que ya cuido más lo que cómo. Eso es todo. Ya sabes…”vivir más sanamente, para vivir más años”.-
-Pues….yo amo la comida, a cada rato cómo y cómo. Por eso soy el GRAN Heinrich, ésta gran barriga no es por nada, sabes…-
Ambas amigas se dedicaron una sonrisa ante como se llamaba EL GRAN HEINRICH.
Al momento de terminar la comida, Irene debía de llevar a Alice a OTROS lugares. Había aprovechado que Alice no iba a la escuela ni a trabajar ese día, para pasar todo un día con ella.
-Muchas gracias por la comida, GRAN Heinrich. Estuvo deliciosa como siempre.- dijo Alice.
-Antes de que te vayas Alicia….- Heinrich abrió la puertita del pequeño puesto de comida, para salir a darle un abrazo – Sabes que no tengo mucho dinero, pero creo que un abrazo llega a valer más que un auto…-
-Awww Heinrich- se dedicaron un fuerte abrazo.- Gracias por pasar éste día conmigo…Y claro que no importan los regalos, sino que estén conmigo.-
-Sí, lo sé….aunque….- metió su mano al pantalón buscando algo, sacó una pequeña cajita negra- ...a veces, un detallito no viene de más.- La había pillado, sí le compró algo. Alice se apenó ante el detalle.
-Heinrich, no debiste…-
-Ya lo hice. No lo puedo regresar a la joyería…-
-¿Joyería?...-
-Oops,…- accidentalmente casi le dijo a Alice su regalo. Ella lo abrió dudosa. En el interior de la pequeña cajita negra,..Ahí, ahí adentro, brillaba bajo los rayos del sol, aquella gema roja que sobresaltaba de entre las blancas. Una cadena divina de plata, con un dije en forma de Cruz, y justo en el centro de ésta…una gema más grande de color rojo.
-Sé que pasó hace mucho tiempo atrás, Irene….y te quiero dar esto, para que…te bendiga y te cuide.-
-¿Quién te dijo…lo que…pasó?- Heinrich alzó la vista ante su amiga Irene.
-Ya sabes que…llegó a hablar de más.- se apenó Irene ante haberle contado a Heinrich la…historia de Alice. Pero a ella no le molesto, Heinrich era una persona en quien confiar, sabía que no la juzgaría, ni la criticaría, ni llegaría a sentir pena por ella. Por eso no le molestó, y le agradeció con todo corazón, aquel detalle. Con los ojos un poco húmedos, volvió a abrazar a Heinrich.
-Gracias….- dijo por lo bajo.
-Que tengas MUCHOS cumpleaños más, Alicia.-
-….y que los pasé todos a tu lado y al de Irene, Heinrich.-
-Verás que será así.- beso el cabello de Alice y tuvo que dejarla ir junto con Irene. Ambas amigas se despidieron y agradecieron también al viejo Hans y a Johann por la música hermosa.

-Bien… ¿ahora regresamos al Orfanato?- pregunto Alice a Irene.
-¿Qué?... ¿Estás loca?... ¿Crees que desaprovechare toda ésta tarde libre contigo…para pasarla encerradas en el orfanato?....-
-Uhmmmm… ¿sí?-
-Claro que no,…ahora….espero tengas energías de sobra, tenemos muuuuucho que hacer hasta caer la noche.- Jalo a su amiga del codo y se fueron adentrando en las tiendas de la vieja aldea. No traían mucho dinero, y su gran obsesión era la ropa. Era obvio que no podrían comprar prendas nuevas, Pero….¿para qué gastar?...si podían entrar a las tiendas, probarse ropa, tomarse fotos, darse una crítica…y divertirse, y al final, sin gastar nada. Claro, que si veían una ropa que realmente les gustara, podrían apartarla.
Sombreros, vestidos, botas, shorts, blusas, abrigos, sweaters, trajes de baño, lentes, joyas,…. ¿qué no podías encontrar en Alemania, el país de la moda?
Irene cargó su cámara y no dejaba de fotografiar a su amiga, se le veía tan feliz. Aprovechaba ese momento, ya que no era nada común ver a Alice tan feliz el día de su cumpleaños.
Entraban a la tienda de música, tiendas de mascotas, incluso galerías de arte. Habían caminado tanto, que ya se estaban acercando al muelle del río Elba, donde un pequeño barco estaba preparado para llevar a turistas a dar otra vuelta por éste hermoso Río. El sol caía en su bella puesta, dejando ver los colores del fuego, rojo, amarillo y naranja.
-Gracias por…el cumpleaños, Picolina…-susurró Alice.
-Te lo mereces…-
-No,…No lo merecía, nunca merezco nada. Pero,…sí lo necesitaba.-
-Quítate esa idea de que no lo mereces, Alice…tu mereces mucho. Mereces lo mejor. Pasó hace mucho….-
-Pasó hace mucho….pero, el recuerdo sigue aquí, en mi corazón.- llevó una mano a su pecho, justo ene lugar donde sentía su corazón palpitar. Irene dio un suspiro, a veces deseaba que esa armadura triste y seria con la que a veces cargaba, se la quitara. Alice solo llegaba a ser…”ALICE”…cuando estaba Irene, y ella…deseaba que fuera así siempre, sin importar quién estuviera.
-¡ALICE!...- Escucharon a lo lejos unas voces.
-¿Bill, Tom?... ¿qué hacen ellos aquí?...- pregunto Alice a Irene.
-¿Sor…presa?- Irene alzó los hombros en señal de duda, no estaba segura si Alice estaba de acuerdo de pasar su cumpleaños con ellos, así que los invito a escondidas y le daría la respuesta después.
-Feliz cumpleaños.- dijo Bill mientras le dedicaba un abrazo fuerte.
-Gracias Bill….- se separó para recibir a Tom también.
-Ven…deja que Tom te de amor…- y lo único que recibió de parte de Alice fue un golpe en las costillas.-¡Auch!...Bueno, tú te pierdes de tu AMOR.-
-A veces eres tan…tan…-
-¿Sexy?...-
-No…-
-¿Atractivo?,….¿Sensual?,..¿El mejor?....-
-Inmaduro. La palabra perfecta…”Inmaduro”.-
-Sé que te gusto…-
-“Sé que te gusto”….- Alice se burlaba de forma ridícula de Tom.
-No lo niegues…-
-“No lo niegues”…bla, bla, bla…-
-¡Oigan ustedes dos!....El barco está a punto de salir, ¿Quieren venir?-grito Irene desde el muelle.
-¿Barco?...¿Qué barco?...-preguntó Alice.
-Pues el barco que nos llevara a dar una vuelta por el Río.- le dijo Tom en un tono de obviedad
-Ya sé lo que hacen los barcos, Tomsito….solo quiero saber…¿Qué barco?...¿A dónde quieren ir?-
-Tú solo haces preguntas y preguntas…-
-Pues ¿cómo no quieres que desconfié?...si se trata de ti.-
-Es me dolió, ¿sabías?-
-¿Y qué esperabas?-
-Que confiaras en mi…., No soy tan malo como crees.- Alice se le quedo viendo por unos segundos de arriba abajo. Tom le extendió su mano.
-Es tu cumpleaños, créelo o no, quiero que la pases bien. ¿Confías en mi?...- Alice acerco su mano dudosa.- ¿Vienes?- Y Tom le dedico una bella sonrisa que hizo del corazón de Alice un tambor imparable.
-S-Sí, si voy….- Y sin dudarlo, Tom la obligo a correr rumbo al puente donde el barco ya esperaba por partir. Subiendo junto con Bill e Irene, esperaron a que el barco diera el anuncio de su partida, cerrando su puerta y comenzando su viaje por el rio Elba.

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